sábado, 15 de octubre de 2016

De la madera al metal

Desde los cimientos, hasta el tejado...

Hoy, como cualquier nacimiento de un medio de difusión de opinión, se desliza la tinta y la emoción para dar paso a un espécimen que daban ya por extinguido. 

Desde antes de los trágicos sucesos del año 1931, y en menor medida en el 36, el cristiano y cofrade malagueño ha sabido trazar claramente las líneas y tradiciones de su ciudad sin mirar a otra parte. Por ello, las andas sobre las que reposan las sagradas imágenes, en las distintas salidas procesionales, se llaman tronos, y de ahí nuestra denominación de origen calificada.
Sin lugar a dudas todas las tradiciones evolucionan con el paso de los años, pero lo hacen desde un itinerario magistralmente marcado por personas que han nacido andando a paso corto y saliendo con el izquierdo: el hombre de trono. Estos han sido y serán los pies en los que reposan cada una de nuestras Sagradas Imágenes y, sobre todo, nuestras traiciones desde la época de los Reyes Católicos.
El potencial que subyace en lo más profundo del sentimiento y la fe, se concibe desde el anonimato de un capirote y la luz de una vela, que marcan el camino del Señor y su Madre. Por ello, y desde lo más profundo de la humildad de cada uno de los malagueños que portan con honor y amor esta prenda bendita, no queremos dejar pasar la ocasión para pedir de nuevo el monumento al nazareno. En él reside gran parte de la conservación y difusión de la fe por nuestras calles.
El esfuerzo de cada corporación nazarena habla por sí solo. Las obras sociales son base más que importante para el desarrollo de las distintas hermandades, puesto que no debemos olvidar que son piedra fundamental de la historia y conservación de las cofradías malagueñas. Todo aquel que es generoso para con el pobre honra a Dios, proverbios 14:31.

La conservación de las tradiciones, y a raíz de la diferenciación de ciudades, se plantea de manera ardua en la actualidad. Después de ver diferentes guiños extranjeros en algunas salidas procesionales, se podría lanzar una pregunta al aire: ¿sabemos conservar y engrandecer sin mirar hacia la ladera del Guadalquivir? 
Por ello, en este lugar no vais a encontrar más que una defensa a ultranza de lo que para nosotros es santo y seña de la mejor semana del año.  

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