lunes, 31 de octubre de 2016

De Olafs y Sirenitas


Están aflorando últimamente entre nosotros los cofrades, especialmente en los hombres de trono, unos seres extraños. Unos muñecos de nieve a los que les encanta el verano, unas sirenitas que aun habiendo nacido aquí, en la costa, piensan que el agua dulce de un río es lo mejor,  que "lo más", que "tocar el cielo", es lo que hay fuera; y que es necesario vencer nuestro catetismo rancio y que hay que importar e implantar a toda costa...

Mira compañero, estás muy equivocado, cada uno somos lo que somos gracias a donde, por gracia de Dios, hemos nacido. Tienes suerte, eres malagueño y te morirás siéndolo. Si te gustan otras formas emigra, emigra a verlas y vuelve, pero antes de volver, pregunta, pregúntales qué es lo que más curiosidad les produce y más admiran por esos lares de Málaga, te sorprenderá que, con frecuencia, serán aquellas cosas que tú quieres destruir... Y es que valoran lo original, uno no se mueve de Sevilla para ver una copia de Sevilla (por buena que esta sea). Las Semanas Santas de Sevilla, Valladolid, Zamora... están muy bien y son preciosas ALLÍ.

Detente un momento a ver vídeos de esos que te gustan tanto en YouTube, verás cómo en otras provincias han desaparecido sus identidades y cómo son copias modernas y de bajo presupuesto de la capital de moda.

Eso sí, es catetismo y complejos: destruir lo tuyo y apuntarte a nuevas modas y formas de representar nuestra Pasión no es cool, es pobreza. Por cada Pérez Hidalgo que no se recupera y se cambia por una canastilla se pierde parte de la historia de Málaga, de nuestra Semana Santa.

¿Dónde está la escuela barroca granadina? Según lo visto en Granada no, sólo aquí, y se  resiste a morir fagocitada por el monstruo hispalense. Málaga puede soportar influencias externas y seguir teniendo una de las Semanas Santas más bonitas y únicas del mundo entero, pero podría morir cuando el virus es interno, cuando son los propios malagueños los que le dicen lo cateta que es, y que poco ha sabido aprender en cinco siglos de tradición propia, que todo lo que hay por “aprender”, está fuera.

 Si eres un muñeco de nieve, disfruta con las nevadas y las guerras de bolas, deja los 40 grados a la sombra y las noches sin pegar ojo para otros... Y tómate una Victoria helada en el paseo marítimo.

Trabajemos y disfrutemos de lo nuestro. No nos quedemos parados, pero no confundamos el rumbo. Así que, menos Olafs y Sirenitas en las Cofradías.
 

 

1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo,... porqué lo de fuera siempre nos parece mejor que lo de aquí, porqué no luchamos más por nuestras tradiciones, por nuestra historia, por nuestra impronta, por nuestra forma de procesionar, en fin, por nuestra Semana Santa. Da pena ver como queremos convertirnos en una vulgar copia.

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